Las cegueras

 

Todos, de manera conceptual, sabemos que la ceguera es la falta de visión, pero solo los no videntes saben, por experiencia, el significado de estar ciegos.

Si estás de acuerdo con esa afirmación, entonces yo sería la excepción a la regla.

Te digo esto porque quienes me conocen saben que nací vidente.

Aunque no tengo visión 20/20, porque uso lentes correctivos, alcanzo a ver todo muy bien.

Sin embargo, cierto día, me sentí deslumbrada, la sensación fue similar a la que se produce luego de mirar directamente al sol.

Mi visión se tornó turbia, pasó de claro a oscuro, empecé a ver manchas negras que progresaron en tamaño hasta que mi entorno no existía más.

En unos pocos segundos quedé totalmente ciega. Sí, leíste bien, totalmente ciega y sin razón aparente. 

 

¡Qué HORROR sentí!

 

Era como estar en una habitación pintada de un negro uniforme, sin puertas o ventanas por donde pudiera entrar la luz.

Pasé de estar rodeada de luz, personas y mobiliario a estar en una pequeña habitación oscura en perfecta soledad.

Mi mente voló incitando al corazón a correr a una velocidad insostenible.

Me preguntaba,

¿Qué es esto?

¿Seré ciega a partir de ahora?

¿Tendré que aprender a leer y escribir en braille?

¿Cómo ejercer siendo arquitecta?

La ansiedad se apoderó de mí, provocando muchas preguntas para las que no tenía respuestas y, aunque pareció una eternidad, en realidad la experiencia solo tardó unos segundos, pues luego, progresivamente, fui recuperando la visión.

 

¿Has estado ciego o ciega alguna vez?

 

Es probable que no, sin embargo, es posible que estés ciego aun siendo vidente.

José Saramago en su libro titulado Ensayo sobre la ceguera escribió: “La ceguera también es esto, vivir en un mundo donde se ha acabado la esperanza”.

La Real Academia Española define la esperanza como: “Un estado de ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea”.

Hemos de entender por esta definición que existen dos tipos de ceguera la física y la emocional.

Bajo este nuevo contexto pregunto…

¿Has estado ciego o ciega?

¿Sientes que no hay esperanza para tu situación actual?  

 

Quiero compartir contigo, además de la mía, dos historias narradas en la Biblia

 

En 2 Reyes 6:14-23 se narra la situación bélica entre Siria e Israel. Eliseo, el profeta de Dios, entregaba al rey de Israel detalles estratégicos preparados secretamente por sus enemigos.

Esto hizo enojar al rey de Siria y envió su ejército y sitió la ciudad para capturar a Eliseo. 

Al levantarse, el siervo de Eliseo, asustado exclamó: “¡Ah, señor mío! ¿Qué haremos?

Él le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos.

Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea.

Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.

Luego de esto, Eliseo pide a Dios que ciegue los ojos del ejercito y los guía hasta Samaria. Pide que les devuelva la vista a todos y están en medio de la ciudad enemiga. Sabían que su destrucción era inminente.

Cuando el rey de Israel los vio, dijo a Eliseo: ¿Los mataré, padre mío?

Él le respondió: No los mates.

¿Matarías tú a los que tomaste cautivos con tu espada y con tu arco?

Pon delante de ellos pan y agua, para que coman y beban, y vuelvan a sus señores.

Entonces se les preparó una gran comida; y cuando habían comido y bebido, los envió, y ellos se volvieron a su señor.

Y nunca más vinieron bandas armadas de Siria a la tierra de Israel.

 

El otro caso está registrado en el libro de Juan 9:1-7

 

Aquí se narra una situación donde se encuentra involucrado un ciego.

Dice: Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿Quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.

 

Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo.

Recuerda, que te he presentado tres casos.

Ahora quiero que analicemos los videntes ciegos y los No videntes que ven.

El criado de Eliseo era vidente, pero al ver el ejército que tenía sitiada a la ciudad tuvo miedo y perdió toda esperanza.

Era un ciego emocional. No pudo ver el poder de su Dios más allá de su fe.

Por otro lado, el rey de Israel también era un ciego emocional. No pudo ver la oportunidad de tener la paz permanente.

Los sirios ya no representaban una amenaza, matarlos era totalmente innecesario.

En esta historia, la única persona vidente era Eliseo, quien se mantuvo confiado y dependiente de Dios en todo momento.

En la siguiente historia encontramos dos tipos de ceguera: Las creencias que obnubilan la razón aun siendo videntes y el ciego físico que no perdió las esperanzas de ver.

Los discípulos de Jesús estaban ciegos, sus creencias sociales y religiosas les hacían creer que las personas enfermas estaban recibiendo el castigo de Dios debido a alguna ofensa.

El no vidente necesitó fe para permitir que Jesús enlodara su rostro y movido por esa fe fue a lavarse albergando en su corazón la esperanza de que el milagro era una posibilidad.

Más allá de su limitación física se sostuvo como mirando al invisible. 

En ocasiones tenemos situaciones que nublan y llenan de ansiedad nuestras vidas.

En esos momentos, es difícil tener un estado de ánimo optimista, porque no vemos esperanza para solucionar aquel problema que nos aturde.

Quiero decirte que la ceguera es opcional, solo pidámosle a Dios que abra nuestros ojos y nos permita ver al ejército de ángeles que luchan a diario en nuestro favor.

 

“Oh querido lector, no estás solo, hay un lugar donde el temor tiene que enfrentarse al Dios que conoces. Un día más, él abrirá un camino, deja que te muestre cómo puedes vencer esto porque no estás solo”.

Oh, my soul” Casting Crowns. 

 

“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”.

Juan 16:33.

 

Autor

Ammy Ovalles

República Dominicana

 

4 Comentarios
  • Jacqueline Ovalles
    Publicado a las 00:40h, 18 julio Responder

    Gloria a Dios!! Sin Fé somos ciegos!!

  • Laura Durán
    Publicado a las 12:32h, 18 julio Responder

    ¡Qué bello! Hoy pido al Señor que abra mis ojos para ver más allá de lo que mis sentidos pueden percibir.

  • Wendy Gonzalez
    Publicado a las 20:26h, 21 julio Responder

    ¡¡Hermosa reflexión!! Pidamos a Dios que abra nuestros ojos espirituales todos los días

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