03 Jul ¡Ríndete!
Te aseguro que esta palabra no es parte de tu vocabulario diario.
De hecho, el mundo entero grita: ¡No te rindas!
Yo, hoy, te voy a decir todo lo contrario. ¿Cuándo fue la última vez que dijiste “me rindo”?
Probablemente ahora mismo lo estés pensando y vienen a tu cabeza momentos en el gym, o cuando practicas algún deporte, intentas aprender un nuevo idioma o hasta tocar algún instrumento en los que por más que lo intentes, ya no puedes más.
Aquí pasa algo interesante, espero me estés siguiendo.
La palabra rendirse, no la utilizamos.
La acción de rendirse, sí.
La antigua mentalidad hebrea sobre la estructura de un día era muy diferente a como lo vemos hoy.
Según la ley mosaica, el día realmente comenzaba al anochecer, no al amanecer.
Esto difiere bastante de lo que la mayoría de nosotros imagina, ¿no te parece? ¿Acaso no piensas que el día comienza al amanecer, cuando te levantas y te sumerges en las circunstancias y los sucesos de tu día?
No tienes que tomar el control porque tienes a un Dios que lo está haciendo. Él se hará cargo de todo, solo resta una cosa por hacer.
Tienes que rendirte.
Mira este ejemplo en Génesis:
«Cayó la noche, y llegó la mañana. Ése fue el cuarto día».
Génesis 1.19
La suposición es que el día comienza en la noche, no en la mañana.
Me gusta mucho este pensamiento y, aunque tal vez pienses que no es realmente importante, considera las implicaciones de esta idea.
Para mí, nos ayuda a poner en perspectiva todo este asunto del poder.
El día no empieza cuando tú te levantas y comienzas tus quehaceres, pues este día no depende de tus pensamientos, acciones, ni participación.
En cambio, comienza en la noche, cuando tú te relajas y te acuestas.
Y mientras duermes, Dios vigila.
Él no duerme.
Si esto es cierto durante la noche, también lo es durante el día.
Lo que significa que puedes dejar a un lado tu estrés, tus problemas, tu ansiedad y tu inseguridad.
No tienes que tomar el control porque tienes a un Dios que lo está haciendo.
Él se hará cargo de todo, solo resta una cosa por hacer.
Tienes que rendirte.
Aquí esto se pone mejor. Quiero que recuerdes la última vez que fuiste a un parque de diversiones y te subiste a una montaña rusa.
Estarás de acuerdo conmigo en que el lugar con más adrenalina es el primer asiento, sentarse ahí es toda una aventura. Es ley universal levantar los brazos en un montaña rusa, (soltarse) y si estás sentado o sentada en el primer asiento aún más.
La primera vez que lo hice te confieso que ¡No me gustó ni un poquito!
Cuando tenía los brazos arriba, no me sentía seguro.
Me parece muy interesante que la señal internacional para indicar que te estás rindiendo es subir tus brazos.
Puedes ir a cualquier parte del mundo y si subes tus brazos, quiere decir lo mismo: me rindo.
No creo que nadie disfrute el proceso de rendirse.
Significa que voluntariamente estás entregando el poder y el control, y eso es algo que nos asusta a la mayoría.
El rendirse, simple y llanamente, no se siente seguro.
Uno de mis versículos bíblicos preferidos está en libro de los salmos:
«Estad quietos, y conoced que yo soy Dios».
Salmo 46.10
La palabra hebrea para «estad quieto» significa literalmente «soltarse, rendirse».
Nos dice que dejemos de intentarlo en el nivel del esfuerzo humano.
Estad quietos.
Estad quietos y recordemos que somos finitos . . . pero Dios es infinito.
Estad quietos y permitamos que Dios sea Dios en los lugares más íntimos de nuestras vidas.
Estad quietos y disfrutemos de todo lo que Dios hace por nosotros.
Porque, a fin de cuentas, ese es el único poder que cambiará cualquier cosa.
Hoy, donde sea que estés, alza tus brazos y ríndete.
Todo estará bien :).
Sin comentario